Oficio
Creemos en la técnica, la paciencia de las masas fermentadas entre 24 y 48 horas y la repetición diaria que busca la perfección en un producto artesanal.
Un sueño hecho masa, una historia de perseverancia
Forbici no es solo una pizzería, es la materialización de un sueño. Nació en 2016, cuando César Castaño, médico de profesión, cocinó su primera pizza inspirado por el nacimiento de su hija. Lo que empezó como una pasión autodidacta, estudiando libros de Italia , se afinó en un horno de piedra casero durante la pandemia. Un día, tras una consulta virtual, la decisión fue rotunda y compartida con su esposa, Tatiana: “Voy a montar una pizzería”. El nombre era claro: Forbici, “tijera” en italiano, un tributo al ritual napolitano que define nuestra experiencia.
En plena pandemia, la idea necesitaba cómplices. César llamó a su mejor amigo, “Juancho”, y la respuesta fue un sí rotundo. La energía del sueño atrajo a más creyentes: Ana Monto, amiga en común, se unió como socia, junto con el apoyo fundamental de Lina, la esposa de Juancho. Ante la mirada atónita de amigos y familiares, el equipo estaba formado. El tipo de pizza era innegociable: napolitano.
Con un presupuesto limitado pero el corazón lleno de convicción, Forbici Pizza abrió sus puertas. Fueron los propios socios quienes construyeron las primeras 10 pizzas del menú, probando y perfeccionando la masa secreta. Cada pizza servida era un pequeño milagro, un paso más para dar forma tangible a ese sueño que nació en casa.
El sector no era fácil y la realidad golpeó con fuerza. El capital de los socios se agotaba y, a menos de un año de inaugurado, el sueño se desvanecía. Llegó el momento más oscuro: se informó a los dos únicos empleados que en solo una semana, Forbici bajaría la persiana para siempre.
Cuando todo parecía perdido, la vida trajo una “tabla de salvación”. Nuevos socios, que habían sido admiradores de la pizza desde el inicio, decidieron apostar por el proyecto. Con esta nueva energía, Forbici no solo sobrevivió, sino que renació: se tomó la audaz decisión de mudarse al exclusivo sector de Provenza, listo para una segunda aventura.
El destino recompensó el riesgo. Apenas dos meses después de la reinauguración en Provenza, la magia de nuestra masa conquistó Medellín de forma explosiva. Nos alzamos con el Primer Puesto en el Pizza Master de Tulio Recomienda, un reconocimiento que validó cada prueba, cada fracaso y cada gramo de fe invertido.
Hoy, Forbici es una experiencia gastronómica completa. Aquella carta inicial de 10 pizzas creció para incluir entradas irresistibles, pastas, lasañas y postres que acarician el alma. Seguimos convirtiendo la masa en arte y sirviendo sueños en cada rebanada, invitándote a cortar tu porción con tijeras y unirte a este viaje.
Creemos en la técnica, la paciencia de las masas fermentadas entre 24 y 48 horas y la repetición diaria que busca la perfección en un producto artesanal.
Respeto por el origen. Extendemos la masa a mano al momento de tu orden, garantizando su frescura. Seleccionamos ingredientes que exaltan el sabor y honran la tradición.
Más que comida, es amor y risas. Ofrecemos un servicio cercano y honesto, creando un vínculo que une a las personas en la mesa a través del ritual de la tijera.